Ni Arquímedes, ni Hiparco, ni ordenador. El mecanismo de Antikythera fue una estación multifunción de Posidonio

Por Samuel García Barrajón Rosa Gómez Uribe

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Introducción

Tales de Mileto, Arquímedes de Siracusa, Hiparco de Nicea… Con cada nuevo estudio del mecanismo de Antikythera surge un nuevo candidato como su constructor.

El mecanismo de Antikythera
Ilustración 1 El mecanismo de Antikythera o Anticitera es una computadora analógica​(mecánica) de la antigüedad, construida por un científico griego en algún momento entre finales del siglo II a. C. o principios del siglo I a. C.. Hoy se encuentra custodiado en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Crédito: Wikimedia Commons.

Pero, ¿y si su nombre ya se conociese desde el mismo momento de su confección?

El testimonio de los autores clásicos junto con las características de tan compleja maquinaria, dibujan una ecuación de solución única; la figura inconfundible de quién podría considerarse el científico más influyente del mundo antiguo: Posidonio de Rodas.

*********La Investigación. Por Samuel García Barrajón*********

Capítulo 1. 2000 años entre tormenta y tormenta. ¿Dónde se encontró el Mecanismo de Antikythera?

Entre tormenta y tormenta pasaron casi dos milenios. La primera se llevó por delante una embarcación romana que cayó en el olvido a mediados del siglo I a. de C. Probablemente fue en una noche oscura, el navío terminó sucumbiendo al clima salvaje típico de las aguas del mar Egeo occidental entre Grecia y Creta. La segunda, allá por 1900, obligó a buscar refugió a un grupo de buzos griegos pescadores de esponjas justo en el sotavento de un islote rocoso y desértico de nombre Antikythera.

Poseidón
Ilustración 2 El nombre de Posidonio significa «de Poseidón». Crédito: Pixabay.

Y ya se sabe, después de la tormenta llega la calma, momento que aprovechó Elías Stadiatis para zambullirse hacia un lecho rocoso que se encontraba a 42 metros de profundidad en busca de esponjas allí anidadas. No fue eso lo que encontró… De la nada brotó la forma de un barco enorme. El paisaje estaba repleto de extrañas partes y siluetas humanas, de modo que agarró un brazo que sobresalía e inició el ascenso a la superficie para mostrar a sus compañeros la prueba del inquietante hallazgo. “¡Mujeres! Hay mujeres desnudas en el fondo… ¡Muertas!” fueron las primeras palabras que pudo articular cuando logró retirarse su escafandra. Luego el capitán Kondos mandó a sus hombres a explorar la zona, entonces se vio en realidad que no se trataba de féminas, no era un cementerio, sino de estatuas que formaban parte de la carga del pecio hundido: la mayor acumulación de tesoros griegos jamás encontrada.

Isla de Antikythera
Ilustración 3 Isla de Antikythera hoy. Crédito Shutterstock.

Un año después Kondos informó del descubrimiento al gobierno griego aprovechando la ocasión para ofrecerse, a efectuar las tareas de recuperación de los restos. La tragedia hizo acto de presencia de nuevo, un buzo muerto y otros dos minusválidos de por vida fue el precio que se cobró la operación. Con todo recuperaron una impresionante colección de estatuas de bronce y mármol, cerámica, cristalería, joyas y monedas, muebles, ánforas… y una extraña caja de madera más bien pequeña (de 34 cm de largo por 18 de ancho y 9 de alto) y bastante deteriorada que se iba desmembrando a medida que la subían a la superficie, lo cual propició que los engranajes de su interior quedaran a la vista.

 Ánforas de Anticitera
Ilustración 4 Recreación de las Ánforas entre los restos del pecio. Crédito Shutterstock.

Capítulo 2. La decodificación del Mecanismo de Antikythera y su funcionamiento

Mientras el atareado personal del museo luchaba por juntar estatuas y jarrones, ese pedazo informe de madera y bronce corroído pasaba inadvertido. Pero el 17 de mayo de 1902, el arqueólogo Valerios Stais fijó su atención en el objeto, pues tenía ruedas dentadas adentro. La sorpresa llegó al fechar hacia el siglo I a. de C. una de las inscripciones presentes en las piezas. Por fin sabían de qué época es el mecanismo de Antikythera, pero… ¿Qué era aquel insólito artilugio? ¿Cuál era su función? ¿Quién estaba en disposición de fabricar tal portento en la antigüedad? Los engranajes eran similares a los de los modernos relojes…

Mecanismo de Antikythera de que mecanismo se compone
Ilustración 5 Diferentes fragmentos del Mecanismo de Antikythera de que mecanismo se compone. Crédito Wikimedia Commons.

Al principio creía que se trataba de un reloj astronómico, pero la mayoría de los estudiosos opinaban del dispositivo que estaba fuera de lugar, el mecanismo de Antikythera era un oopart, de alguna manera resultaba demasiado complejo para haber sido construido en el mismo el mismo período que las otras piezas que acompañaba. Era como si un astrolabio medieval se hubiese extraviado en el mar y fuera ido a parar sobre los restos del barco romano.

El Museo Arqueológico Nacional de Atenas, Grecia, es donde está actualmente el Mecanismo de Antikythera

Derek John de Solla Price
Ilustración 6 Derek John de Solla Price (22 de enero de 1922 en Leyton, Inglaterra – 3 de septiembre de 1983) (a veces referenciado como ‘de Solla’) fue un físico, historiador de la ciencia y acreditado científico de información así como padre de la cienciometría. En esta ocasión posando con su modelo de reconstrucción del Mecanismo de Antikythera. Crédito: Wikimedia Commons.

Las investigaciones sobre el objeto se abandonaron durante cinco décadas hasta que el historiador británico de ciencias y profesor de la Universidad de Yale Derek J. de Solla Price se interesó por él en 1951. Ya en 1971, después de 20 años de estudios y varias publicaciones, Price y el físico nuclear griego Charalampos Karakalos sometieron los 82 fragmentos del objeto a rayos X y rayos gamma para radiografiarlo, adentrándose así en sus entrañas. Karakalos y su esposa Emily contaron cuidadosamente los dientes visibles. Price publicó un libro sobre sus hallazgos en 1974, Engranajes de los griegos, así es como “puso el mecanismo en el mapa”.

Sus conclusiones resultaron toda una revelación: el Mecanismo de Antikythera es una computadora de la antigua Grecia. En palabras del propio investigador: «El dispositivo es como un gran reloj astronómico, o como una moderna computadora analógica que utiliza elementos mecánicos para ahorrarse cálculos tediosos. Es una pena que no tengamos forma de averiguar si se fabricó artesanalmente o en serie». Y es que dicho artefacto funcionaba a modo de computadora astronómica, capaz incluso de determinar las posiciones del Sol y de la Luna en cualquier punto de su incansable recorrido a través de la eclíptica por los signos del zodíaco. Se accionaba girando una simple manivela…

Capítulo 3. Nuevos hallazgos

Ha llovido mucho desde entonces. Nuevas investigaciones y otras tantas expediciones al lugar del naufragio, han continuado arrojando nuevos datos incansablemente hasta la actualidad. Por eso hoy se sabe que el artefacto es capaz de recrear los movimientos de diversos cuerpos celestes, del Sol, la Luna y también de los cinco planetas conocidos por los griegos, eso es Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Aunque solo sobrevivieron una treintena de estos engranajes, se da por hecho que originalmente el mecanismo estuvo constituido por unas sesenta ruedas dentadas interconectadas unas con otras con el fin de modular varios diales que se muestran en ambas caras de la caja que encierra el mecanismo.

La cara frontal exhibe un dial con dos escalas circulares concéntricas que representan la trayectoria de la eclíptica a través de los cielos. El anillo exterior está marcado con los días del calendario civil egipcio de 365 días. En el anillo interior, una segunda esfera marca los signos griegos del zodiaco, con división en grados. La posición del Sol en la eclíptica corresponde a la fecha actual en el año, y lo mismo para la Luna y los cinco planetas conocidos por los griegos. Es por así decirlo, un reloj astronómico que muestra la posición de estos 7 astros en su recorrido celeste día a día.

Mecanismo de Antikythera reconstruccion
Ilustración 7 Reconstrucción moderna del Mecanismo de Antikythera a vista frontal. Crédito: Wikimedia Commons.

El ingeniero mecánico Michael Wright ha demostrado además que existía un mecanismo para suministrar la fase lunar además de la posición. Ese indicador era una pequeña bola incrustada en el puntero lunar, mitad blanca y mitad negra, que giraba para mostrar la fase (nueva, primer cuarto creciente, mitad, segundo cuarto creciente, Llena, primer cuarto menguante, mitad y segundo cuarto menguante) gráficamente.

En este mismo dial del zodiaco también hay una serie de inscripciones (caracteres individuales) en puntos concretos que están adaptadas a un parapegma, un precursor del almanaque moderno, que marcan las ubicaciones de las longitudes en la eclíptica para ciertas estrellas.

La cara posterior muestra una suerte de calendarios que incluyen diversos juegos Olímpicos y el ciclo completo de los eclipses, tanto solares como lunares.

Mecanismo de Antikythera 3d
Ilustración 8 Reconstrucción del reverso del Mecanismo de Antikythera 3d. Crédito: Wikimedia Commons.

Todo ello junto a la estrechez de miras de los científicos modernos ha desembocado en una sola función para este fantástico aparato: se trata de una “calculadora astronómica” de la época, capaz de calcular con antelación la posición exacta de los astros y de predecir eclipses. Aunque más que un dispositivo práctico de cálculo, se piensa que este particular “microcosmos” estaba destinado a impresionar o para instruir a la educación de algún filósofo. Pero la realidad es bien distinta, la opinión científica deja mucho que desear porque sólo se centra en esta vertiente astronómica y todo lo que apunta en otras direcciones lo van desechando por el camino, o bien ignorándolo, o bien lo cubren de menosprecio. El mecanismo de Antikythera es mucho más que una calculadora astronómica y puede desarrollar múltiples funciones, como así lo demuestran los componentes e inscripciones que contiene.

Capítulo 4. Medidor de tiempo para un historiador

En 2008 y a través de la revista Nature se dio a conocer que la máquina incluía un sistema de engranajes destinado a predecir la fecha exacta de seis certámenes griegos antiguos: los Juegos Olímpicos, los Juegos Píticos, los Juegos Ístmicos, los Juegos Nemeos, los Juegos de Dodona y los de la isla de Rodas. Pero… ¿qué tienen de interesante las Olimpiadas para un astrónomo? ¿y para un filósofo?

Historia del Mecanismo de Antikythera
Ilustración 9 Antiguo grabado que representa la Olympia de la Antigua Grecia. Historia del Mecanismo de Antikythera Crédito: Wikimedia Commons.

La Olimpiada fue una de las formas en que los griegos midieron el tiempo. Los Juegos Olímpicos se utilizaron como puntos de referencia. Por ejemplo; Diodoro Sículo fecha la invasión persa de Grecia en el 480 a. de C.: «Callíades era un arconte en Atenas, y los romanos hicieron cónsules a Spurius Cassius y Proculus Verginius Tricostus, y los eleos celebraron la Setenta y cinco Olimpiada, en la cual Astylus de Siracusa ganó el estadio. Fue en este año que el rey Jerjes hizo su campaña contra Grecia«.

La cronología basada en los juegos data de la época de Alejandro Magno y estuvo en uso hasta la Edad Media, con lo cual resultó un elemento calendárico de suma importancia para los cronistas. Por lo tanto el mecanismo de Antikythera también era un calendario, pero no uno cualquiera, sino uno destinado a alguien que además de estudiar los cielos y filosofar compilara la historia.

Capítulo 5. Astrología y meteorología

Los espacios alrededor de los diales estaban repletos de texto grabado. En 2016, los investigadores del Antikythera Mechanism Research Project (AMRP) descifraron alrededor de 3.400 caracteres en las superficies supervivientes, determinándose que el mecanismo original contaba aproximadamente con 20.000 de ellos.

Mecanismo de Antikythera para que sirve
Ilustración 10 Holograma a a partir de un fragmento que muestra parte de los múltiples caracteres grabados en griego antiguo conservados. Parte de ellos indican sobre el Mecanismo de Antikythera para que sirve. Crédito: Wikimedia Commons.

A través de tomografía computarizada se revelaron nuevas secciones de texto que describen las salidas y puestas de constelaciones estelares en varias fechas durante todo el año, enumerando al menos 42 eventos, incluyendo solsticios y equinoccios solares.

A partir de estos nuevos datos se ha podido estimar de forma más precisa la ubicación del astrónomo que compiló dicho parapegma o calendario. Todo indica que su confección tuvo lugar en algún lugar cuya latitud se aproxime a los 35 grados. Lo cual descarta directamente Egipto o el norte de Grecia, y sitúa a la isla griega de Rodas en el objetivo perfecto.

También han puesto de manifiesto a partir del estudio de las inscripciones, que al menos dos personas diferentes realizaron los grabados, lo cual sugiere que el dispositivo se manufacturó en el entorno de un taller o negocio familiar, y no por un mecánico solitario.

Otra curiosidad la encontraron en las inscripciones que describen los próximos eclipses. Para su sorpresa había referencias al color y el tamaño de cada eclipse, así como los vientos que se esperan durante cada evento. Y en vez de considerarlo algo de vital importancia alegaron que no existe ninguna base en la astronomía para tales predicciones, por lo tanto no había más que el propósito de predecir y sortear malos augurios.

Mecanismo de Anticitera eclipses
Ilustración 11 Diversas inscripciones del Mecanismo de Anticitera se refieren a los eclipses. Crédito Shutterstock.

Y es que los griegos heredaron esta creencia de los babilonios, cuyos sacerdotes eran astrónomos obsesionados con el escrutinio de los cielos en busca de señales. Sí, en efecto se trata de astrología, una ciencia de igual importancia que la astronomía para un griego de aquel entonces… todo estaba conectado. Pero no sólo eso, también se practicaba una rama derivada de ambas que se ocupaba del tiempo y el clima, en consecuencia los vientos a los que se alude nos están hablando igualmente de meteorología.

En este punto ya habría que empezar a preguntarse si el mecanismo de Antikythera fue un simple “capricho” astronómico para instruir filósofos o en realidad era un instrumento científico mucho más avanzado con múltiples aplicaciones, y sobre todo… para quién.

Capítulo 6. Las fuentes históricas

mecanismo de antikythera historia
Ilustración 12 Busto de Marco Tulio Cicerón. La fuente más antigua en la historia del Mecanismo de Antikythera. Crédito: Wikimedia Commons.

Marco Tulio Cicerón (106 a. C. – 43 a. C.) fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Reconocido universalmente como uno de los más importantes autores de la historia romana, es responsable de la introducción de las más célebres escuelas filosóficas helenas en la intelectualidad republicana.

Viajó un par de años por diferentes ciudades de Grecia, allí recibió enseñanzas de varios académicos. En Rodas además fue instruido por el estoico Posidonio de Apamea, con quien mantuvo una amistad duradera.

De Re Pública

En De Re Pública, un diálogo filosófico del siglo I, Cicerón menciona dos máquinas que algunos autores modernos consideran algún tipo de planetario o esfera celeste capaz de predecir los movimientos del Sol, la Luna y los cinco planetas conocidos en aquel momento. Ambos fueron construidos por Arquímedes y traídos a Roma por el general romano Marco Claudio Marcelo después de la muerte de Arquímedes en el sitio de Siracusa en el 212 a. C.. Marcelo tenía un gran respeto por Arquímedes y una de estas máquinas fue el único elemento que se quedó como botín del asedio, el segundo lo ofreció al templo de Virtus. El dispositivo fue guardado como herencia familiar y Cicerón hizo afirmar a Philus (uno de los personajes del citado diálogo De republica) que Cayo Sulpicio Galo (cónsul con el sobrino de Marcelo en 166 a. C. y acreditado por Plinio el Viejo como el primer romano que escribió un libro explicando los eclipses solares y lunares) daba «explicaciones aprendidas» del mecanismo demostrando su funcionamiento. El diálogo transcurre en una villa perteneciente a Publio Cornelio Escipión Emiliano durante el año 129 a. C., y el texto alusivo es el siguiente:

“He oído a menudo sobre esta esfera celeste mencionada acerca de la gran fama de Arquímedes. Su apariencia, aun así, no parecía ser particularmente sorprendente. Hay otro, más elegante en forma y más generalmente conocido, moldeado por el mismo Arquímedes y depositado por el mismo Marcelo en el templo de Virtus en Roma. Pero tan pronto como Galo ha empezado a explicar, con su sublime ciencia, la composición de esta máquina, sentí que el geómetra siciliano debió poseer un genio superior a cualquier cosa que usualmente concibamos perteneciente a nuestra naturaleza. Galo nos aseguró que el sólido y compacto globo era una invención muy antigua que el primer modelo fue presentado por Tales de Mileto. Que posteriormente Eudoxo de Cnido, un discípulo de Platón, trazó en su superficie las estrellas que aparecen en el cielo y que muchos años después, tomando prestado de Eudoxo este bello diseño y representación, Arato los ilustró en sus versos, no por ninguna ciencia de astronomía sino por el ornamento de la descripción poética. Añadió que en la figura de la esfera, que mostraba los movimientos del Sol y la Luna y los cinco planetas o estrellas errantes, no podían ser representados por el globo sólido primitivo. Y que en esto, la invención de Arquímedes fue admirable, porque calculó cómo una simple revolución mantendría desiguales y diversas progresiones en movimientos disimilares.

Cuando Galo movió este globo mostró la relación de la Luna con el Sol y hubo el mismo número de vueltas en el dispositivo de bronce como el número de días en el verdadero globo del cielo. Así mostró el mismo eclipse del Sol como en el globo [del cielo], al igual que mostró la Luna entrando en el área de sombra de la Tierra cuando el Sol está en línea … “

Así pues, al menos una de las máquinas de Arquímedes, probablemente bastante similar al mecanismo de Antikyithera, mostraba eclipses solares y lunares. Otra mucho más arcaica y que apenas mostraría los movimientos básicos del Sol y la Luna fue diseñada anteriormente por Tales de Mileto.

No en vano todavía en el siglo IV Papo de Alejandría constataba que Arquímedes escribió un manuscrito, ahora perdido, sobre la construcción de estos dispositivos titulado Sobre hacer esferas. De hecho los textos supervivientes de la biblioteca de Alejandría describían muchas de estas creaciones suyas y algunos contenían hasta los croquis. Uno de ellos era el de su odómetro, justo el modelo que usaron más tarde los romanos para fabricar su marcador de millas (descrito por Marco Vitruvio, Herón de Alejandría y en el tiempo del emperador Cómodo).

Si la cuenta de Cicerón es correcta, esta tecnología existió ya en el siglo III a. C.. El dispositivo de Arquímedes es también mencionado por escritores romanos posteriores como Lactancio (Divinarum Institutionum Libri VII), Claudiano (In sphaeram Archimedes), y Proclo (Comentario en el primer libro de Euclides, Elementos de Geometría) en los siglos IV y V.

mecanismo de antikythera arquimedes
Ilustración 13 Muchos investigadores creen erróneamente que quien construyó el mecanismo de Antikythera fue Arquímedes. Aquí tenemos una estatua de bronce suya ubicada en el observatorio Archenhold en Berlín. Fue esculpida por Gerhard Thieme e inaugurada en 1972. Crédito: Wikimedia Commons.

De natura deorum

Cicerón también habló de un cuarto dispositivo construido recientemente por su amigo Posidonio, en su obra De natura deorum:

Pero si usted lleva en Escitia o Gran Bretaña, el planetario, recientemente construido por nuestro amigo Posidonio, que en cada revolución reproduce los mismos movimientos del sol, y la luna y los cinco planetas han llegado, como el que es traído cada día y noche en los cielos…

Cicerón publicó esta última obra en el 45 a.C., lo que no significa que lo escribiese en ese momento. En realidad Cicerón tuvo el privilegio de contemplar dicho artilugio en persona en el 78 a. C. cuando visitó a Posidonio, y este además le enseñó el funcionamiento.

Tales de Mileto
Ilustración 14 Busto de Tales de Mileto (ilustración de la obra de Ernst Wallis, 1877) . Crédito: Wikimedia Commons.

Así que sabemos que existieron al menos cuatro de estos dispositivos. Según Cicerón los dos de Arquímedes estaban todavía en Roma y, el de Tales de Mileto, de haber existido era mucho más simple, con lo cual no podían ser el Mecanismo de Antikythera.

En cuanto al cuarto también ha sido descartado por los investigadores porque por ese tiempo estuvo casi con certeza en manos de Posidonio. Craso error…

Posidonio tenía la máquina en su poder, sí, pero: ¿Dónde se encontraba él en el momento del naufragio?¿Podría estar viajando a bordo entre la tripulación o quizá incluso ser el propietario del barco?¿De ser así que pretendía? ¿Por qué llevaría consigo el dispositivo? Ha llegado la hora de unir todas las pruebas existentes.

Capítulo 7. El tamaño si importa

Como hemos visto no solo se trata de un instrumento de enseñanza, ni siquiera es muy vistoso para tal fin. Para “trabajar” con el Mecanismo de Antikythera hay que operar muy cerca del mismo. Hubiese sido más ventajoso fabricar un modelo más grande en tamaño, encima más cómodo para los artesanos que no tuviesen que haber miniaturizado todo para su fabricación, incluso así habría llamado más la atención si lo que querían era impresionar.

Y es que las dimensiones lo convierten en un equipaje de mano perfecto, fácil de trasladar a cualquier lugar. Lo más seguro es que su propietario lo llevara siempre consigo de aquí para allá, diría que todos los detalles y sus medidas tan reducidas estaban hechas a propósito. Alguien lo encargó así, con esas características y tamaño.

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Ilustración 15 Reconstrucción a modo de réplica de algunas de las piezas que conforman el mecanismo de Antikythera. Crédito Shutterstock.

A cualquier artesano le llevaría más de un mes fabricar el mecanismo a día de hoy. Con lo cual, por muy sencillo que fuera en la antigüedad, sin herramientas modernas ni electricidad, haciéndolo todo a mano, sin duda se convertiría en un proceso costoso, tanto de tiempo como de dinero. También porque se usó el bronce como materia prima. No todo el mundo se lo hubiese podido costear. Y además, solo un gran sabio le podría haber sacado el máximo partido.

El hecho de que el mecanismo viajara a en el mismo barco repleto de obras de arte, monedas y otros objetos de valor no lo convierte necesariamente en “parte del tesoro”. Estatuas hay muchas, monedas y ánforas así como joyas y objetos de cristalería también, todo ello se comercializaba. Sin embargo el caso de este objeto único es bien diferente, aparte de a quien supiese utilizarlo no le aportaría ningún valor o apenas lo que se pagara a peso el bronce.

En las manos adecuadas, en cuanto a cálculos, este instrumento habría ahorrado media vida en horas de trabajo a su propietario.

Empero si a bordo del navío viajase un científico de la época la cosa seria completamente distinta. El artefacto le serviría para orientarse con la posición de los astros a modo de brújula, para calcular distancias y cartografiar planos, de calendario, para fechar la crónica de cualquier suceso importante que se produjese mientras se desarrollara el viaje, para tener en cuenta ciertos vientos a evitar marcados por los eclipses…

Capítulo 8. El Naufragio de Antikythera

En octubre de 2017 un grupo de arqueólogos marinos que trabajan en un proyecto llamado Regreso a Anticitera y a través de nuevos hallazgos, le dieron otra vuelta de tuerca al asunto. Según Brendan Foley, codirector del proyecto y arqueólogo de la Universidad de Lund en Suecia “Estamos ante la presencia del navío más grande de la antigüedad que hayan investigado los arqueólogos subacuáticos”. Con alrededor de 48 metros de largo, el bajel tuvo que ser de entre los más grandes de su tiempo. La embarcación que transportaba los tesoros de Anticitera era algo así como un crucero de lujo que llevaba diferentes tipos de grano y obras de arte para comerciarlos en el Mediterráneo. El Dr. asegura que estas estatuas de mármol y bronce solamente se enviaban a los más ricos de entre los ricos. En las últimas décadas, los especialistas han dicho una y otra vez que se trataba de un naufragio romano, sin embargo a través de un análisis químico del plomo de algunos componentes del barco, el cual se rastreó hasta el norte de Grecia, y las posesiones personales que encontraron con nombres griegos grabados, indican otra cosa. Para Foley nada tiene que ver con un navío romano, sino que se trata de una construcción griega, con una tripulación griega.

No era un barco de guerra de los que saqueaban, sino comercial, y que solo podía ser recibido en ciertos puertos de esa época como Delos, Pérgamo, Efeso… y Rodas un poco más al sur.

expedición de Costeau Antikythera
Ilustración 16 Jacques-Yves Cousteau en 1972 en La Haya para una conferencia. Costeau rescató diversos objetos y monedas del pecio de Antikythera. Crédito: Wikimedia Commons.

Ya en 1976, otra expedición a los restos del naufragio dirigida por el famoso Jacques Cousteau había proporcionado las primeras pistas. Logró encontrar lo que había quedado de la carga después del primer rescate. Rescató más cerámicas y ánforas entre otros objetos menores. No obstante los buzos extrajeron una cantidad importante de monedas de bronce y otras de plata. La mayoría de las monedas eran originarias de Pérgamo y las otras de Éfeso, acuñadas entre el 70 y 60 a. C.. A pesar de ello los datos más concluyentes llegarían a través de las ánforas que contenían vino, pues procedían de las islas de Rodas y de Cos y datan de entre los años 65 y 50 a. de C., con lo que el naufragio, sí o sí, se produjo en algún momento en este intervalo de tiempo. La nave probablemente salió de Pérgamo o Éfeso, luego haría escala en Cos y después en Rodas para cargar más y a continuación seguiría la ruta comercial hacia Roma hasta llegar al punto donde se hundió.

Capítulo 9. Siempre Rodas

Si hay algún elemento distintivo que se ha repetido en cada línea de investigación, ese es la isla de Rodas. Aparece en el calendario de los Juegos, como ubicación ideal del sitio donde se realizaron las observaciones astronómicas en las que se basan los cálculos de los dispositivos, la nave podía haber partido de allí e incluso parte de la carga se incorporó en su puerto. Y la cosa no termina ahí.

mecanismo de Antikythera documental History Chanel
Ilustración 17 La isla de Rodas en el Archipiélago del Dodecaneso. El punto de partida del barco que llevaba el mecanismo de Antikythera según un documental del History Chanel Crédito: Wikimedia Commons.

La caja del mecanismo presenta una carcasa de madera con una puerta frontal y otra trasera; las dos contienen inscripciones.  La puerta trasera a priori sería el “Manual de Instrucciones”. En uno de los fragmentos de texto todavía se puede leer “76 años, 19 años”, que se refieren a los ciclos Metónico y Calípico. También se aprecia la inscripción “223” para los ciclos de Saros.

Como se sabe hoy en día por las leyes de Kepler, la Luna describe una elipse alrededor de la Tierra. Lo curioso es que a medida que la recorre viaja a diferentes velocidades según el punto donde se encuentre y, este diferencial de velocidad está modelado por el Mecanismo de Antikythera. Aunque los antiguos griegos no eran conscientes de la forma elíptica real de la órbita, sí se dieron cuenta de tales variaciones. Y el primer griego que cayó en la cuenta y lo reflejó fue Hiparco… de Rodas (190 a. C. – 120 a. C.). Por ello muchos entendidos han propuesto que fuera el propio Hiparco el que diseñó el dispositivo o se hiciese en su escuela.

quien hizo el mecanismo de Antikythera
Ilustración 18 Grabado de Hiparco de Nicea, también conocido por Hiparco de Rodas, observando el cielo desde Alejandría. Debido a los conocimientos que implementa, otro candidato estrella de los historiadores ha sido Hiparco, quien hizo el mecanismo de Antikythera… Más ningún cronista de la época comenta nada al respecto. Crédito: Wikimedia Commons.

En la misma línea, otros de los conocimientos astronómicos implícitos en el mecanismo se derivan de la obra de Gémino de Rodas, autor del Isagogo, un texto concebido para la enseñanza de la astronomía. No es seguro que naciera en Rodas, pero algunas referencias a las montañas de esta isla en sus trabajos astronómicos, sugieren que al menos trabajó allí. Sus trabajos se suelen fechar en torno al año 70 a. C..

Capítulo 10. ¿Quién inventó el mecanismo de Antikythera? Posidonio el polímata

Posidonio (de Poseidón) (c. 135 a. C. – 51 a. C.) fue un político, astrónomo, geógrafo, historiador, metereólogo, estudioso de los fenómenos físicos y geológicos, maestro y filósofo estoico griego,​ nativo de Apamea, Siria.​ Fue una de las mentes más enciclopédicas del mundo antiguo, aclamado como el mayor polímata de su tiempo. Sus numerosas obras no han sobrevivido, apenas se conservan algunos fragmentos a través de terceros.

quien inventó el mecanismo de Antikythera
Ilustración 19 Busto de Posidonio de la colección de antiguos bustos romanos en el museo arqueológico de Nápoles. Posidonio fue quien inventó el mecanismo de Antikythera, incluso Cicerón da cuenta de ello. Crédito: Wikimedia Commons.

Discípulo del estoico Panecio, fue, junto a él, uno de los máximos representantes del estoicismo.  Su gusto por las tendencias enciclopédicas y sincretistas, casi parecen heredadas de su maestro.

Se asentó alrededor del año 95 a. C. en Rodas, un Estado marítimo que en aquel momento gozaba de una gran reputación en cuanto al estudio científico. Un año después abrió su célebre escuela y de ahí, se le conoció también como Posidonio de Rodas.  Durante su juventud se entregó plenamente a los ejercicios gimnásticos, hasta tal punto de recibir el sobrenombre de «atleta». Su fama terminaría atrayendo a su escuela de Rodas tanto a discípulos griegos como romanos: Cicerón, Varrón y Pompeyo fueron a escucharlo en más de una ocasión y se mantuvieron siempre unidos a él por lazos de amistad.

Allí en Rodas, Posidonio participó activamente en la vida política, y su alto estatus se desprende en gran parte de los cargos que ocupó. Pronto alcanzaría el cargo público más elevado, el de Pritano (presidente, con un mandato de seis meses). Hasta sirvió como embajador en Roma entre los años 87 y 86 a. C., en la época de Mario y Sila.

Junto con otros intelectuales griegos, Posidonio apoyó a Roma como el poder estabilizador en un mundo turbulento. Sus conexiones con la clase dominante romana eran para él, no solo políticamente importantes y sensatas, sino que también resultaban fundamentales para su investigación científica. Su entrada en el gobierno le proporcionó a Posidonio conexiones poderosas para facilitar sus viajes a lugares lejanos, incluso más allá de las fronteras romanas, algo que habría sido imposible para un viajero griego que no contase con el apoyo romano.

República romana, hacia el 44 a. C.,
Ilustración 20 La República romana, hacia el 44 a. C., poco después de la muerte de Posidonio Crédito: Wikimedia Commons.

Después de haberse establecido en Rodas, Posidonio realizó diversos viajes por el mundo romano e incluso más allá de sus límites para realizar investigaciones científicas. Viajó por Grecia, Hispania, la península Itálica, Sicilia, Dalmacia, la Galia, Liguria, el norte de África (incluyendo Egipto), y hasta las costas orientales del Adriático. Visitó y describió el mundo bárbaro, en especial a los celtas.

En España, en la zona costera de Cádiz, la famosa Gades, Posidonio estudió las mareas, le llamó mucho la atención que fuesen mucho más altas que en su Mediterráneo natal. Escribió que las mareas diarias están relacionadas con la órbita de la Luna, mientras que las alturas de las mareas varían con los ciclos lunares, y formuló la hipótesis de los ciclos anuales de mareas sincronizados con los equinoccios y los solsticios.

Escribió sobre física (incluyendo meteorología y geografía física), astronomía, astrología y videncia, sismología, geología y mineralogía, hidrología, botánica, ética, lógica, matemáticas, historia, historia natural, antropología y táctica. Sus estudios supusieron importantes investigaciones en todos esos temas.

Era verdaderamente prolífico. Nadie como él estaba en mayor disposición de sacarle el máximo partido al Mecanismo de Antikythera, y no me refiero a un instrumento similar no, sino a ese en concreto. Está hecho a su medida. Porque recordemos, este dispositivo ofrece grandiosas ventajas a la hora de instruir pero también de efectuar cálculos astronómicos, astrológicos, meteorológicos, históricos, cartográficos… Y todo ello formaba parte del día a día de Posidonio que parece que se pasó la vida viajando e investigando. Por no decir lo fácil que le resultaría llevarse el pequeño aparato aquí y allá, tanto a la escuela como a sus viajes. Puede que también lo usara para impresionar, yo no digo que no, pero resulta evidente que era más que funcional.

mecanismo de antikythera planos pdf
Ilustración 21 Cerca del año 100 a. C., Posidonio realizó una medición de la circunferencia de la Tierra tomando como referencia la posición de la estrella Canopus y sus diferentes alturas entre la ciudad de Rodas y la de Alejandría. Crédito: Wikimedia Commons.

Además ¿qué otro científico por aquellos tiempos se manejaba con todas esas disciplinas con las que se desenvolvía Posidonio y que favorece el mecanismo? No hay muchos candidatos no, ni mucho menos que pudiesen pagárselo, no todos los filósofos tenían el mismo estatus social que Posidonio. Para colmo solo se tiene referencia de cuatro dispositivos similares, uno ya desaparecido en aquel momento, otros dos en Roma y el último en manos del de Rodas… blanco y en botella.

No se sabe dónde murió Posidonio pero sí en qué año, en el 51 a. de C., y está dentro del intervalo en que tuvo lugar el naufragio entre los años 60 y 50 a. C.. Gran parte de su vida transcurrió entre Roma y Rodas, no sería de extrañar que su muerte se quedara a mitad de camino entre ambas. Posidonio pudo formar parte perfectamente de la tripulación de aquel navío que se hundió frente a la costa de Antikythera. No era frecuente encontrar viajeros a bordo de este tipo de barcos en aquella época, sobre todo porque era muy caro, pero no era el caso del filósofo ni de lejos. Es de suponer que nuestro hombre podía costearse aquel pasaje como así lo hizo con sus múltiples anteriores hacia todos los rincones del mundo conocido. Incluso a alguien como él le hubiese salido rentable comprar un barco con esas características y amortizar sus viajes de investigación a la vez que comerciaba. Contactos no le faltaban y conocía bien todo el Mediterráneo. Casi sería un error garrafal por su parte si no lo hubiera hecho de este modo, pues habría derrochado grandes inversiones sin retorno económico.

En cualquier caso tiene mucho sentido que Posidonio y su complejo dispositivo embarcaran en el que ya se conoce como “el Titanic de la antigüedad”.

Capítulo 11. El Cargamento

En cuanto a los tesoros que la nave transportaba a Roma sucede más de lo mismo, no los podía pagar cualquier romano, aquello tuvo que ser un encargo especial. Y justo ahí es cuando entra en escena la figura de Lucio Licinio Lúculo (ca. 118 a. C. – ca. 56 a. C.), un destacado político y militar romano del siglo I a. C.

Combatió a las órdenes de Sila en diversos conflictos bélicos de aquel entonces tanto locales como en el exterior. Fue cónsul en el año 74 a. C. y venció a Mitrídates VI de Ponto en la tercera guerra mitridática, en Asia Menor.

Lucio Licinio Lúculo
Ilustración 22 Dibujo de un busto de Lúculo conservado en el Hermitage (San Petersburgo). Crédito: Wikimedia Commons.

De regreso a Roma, lo privaron del mando y de su triunfo (que tan solo se retrasó hasta que Cicerón consiguió que fuese celebrado en el 63 a. C.) ​a causa de las maquinaciones de sus enemigos, pero no de un cuantiosísimo botín fruto de sus campañas militares. Lúculo pasaría a la Historia no por su talento, inteligencia y honestidad, que los tenía, sino por sus extravagancias, convirtiéndose así en el prototipo del lujo desmedido, en una persona que aborrecía y desperdiciaba el dinero de tanto que tenía.

Fue entonces cuando Lúculo buscó consuelo en las artes y las satisfacciones que proporciona el ocio, retirándose de su anterior vida política. En el monte Pincio y a partir del 60 a. C. levantó una espectacular mansión (de la que todavía hoy se conservan los llamados Horti Luculliani, Jardines de Lúculo, como parte de la Villa Borghese), un lugar tan fastuoso que no sería igualado hasta los tiempos de Nerón y su Domus Aurea.

Jardines de Lúculo
Ilustración 23 Plaza de Siena, dentro de los jardines de Villa Borghese. Crédito: Wikimedia Commons.

Las cenas cotidianas de Lúculo eran un derroche de riqueza en todos los sentidos, siempre tenía invitados. Mas un día que se disponía a cenar solo, los criados creyeron oportuno apañarse con una única mesa y una cena más modesta. Molesto con ello, ni un segundo tardó a llamar a su mayordomo para pedirle explicaciones, el cual se disculpó reconociendo que como aquella tarde no había ningún convidado pensó que no querría una cena más abundante. Entonces le volvió a inquirir: “¡Pues cómo! ¿No sabías que hoy Lúculo cena con Lúculo?” Y todo seguido se hizo servir un esplendoroso banquete del que él solo disfrutó.

Volviendo a los Jardines de Lúculo cabe señalar que aunque hoy todavía ocupan una extensión de casi 7 hectáreas, su tamaño se ha visto reducido a una cuarta parte del original. Con todo se encontraban entre los más influyentes en la historia de la jardinería.

Arrotino - Escita
Ilustración 24 Arrotino («afilador» en lengua italiana), anteriormente denominado Escita. Crédito: Wikimedia Commons.

Pero Lúculo se dedicó a más cosas aparte de consumir y derrochar. En verdad reunió una buena biblioteca que siempre mantuvo abierta a los académicos, incluso apoyaba a los escritores. Su célebre jardín estaba trufado de obras de arte, en particular de esculturas griegas, tanto originales como copias de «viejos maestros». No es de extrañar pues, que ha sido una rica fuente arqueológica de esculturas antiguas: la estatua del «Arrotino” (anteriormente denominado Escita) por ejemplo, formaba parte de este jardín hasta que los Medici se la llevaran a Florencia.

Entre los amigos más íntimos de Lúculo estaban tanto Cicerón como Pompeyo, dos de los mejores amigos a la vez de Posidonio. Lo cual significa que uno de los pocos romanos que por aquellos días podía comprar el cargamento de estatuas y demás objetos que se perdieron en Antikythera, y que además solía comprar este tipo de cosas, y que también tenía un jardín especial donde colocarlas, tenía contacto directo o indirecto con Posidonio. Los historiadores sospechan que Lucio Licinio Lúculo encargó este cargamento.

Pompeyo
Ilustración 25 Busto de Pompeyo el Grande del Museo del Louvre, París, Francia. Crédito: Wikimedia Commons.

Y digo yo ¿quién mejor que el sabio de Rodas para tal encargo? Ya fuera de forma directa o por mediación de Cicerón o Pompeyo, nadie como el filósofo griego podía haberse ocupado mejor de esa mercancía, conocía la zona, la ruta, quizá hasta el barco fuese de su propiedad. Hubiera sido un negocio redondo donde todos ganaban. No en vano Posidonio se movió con facilidad entre las clases altas de la sociedad romana en su calidad de embajador de Rodas, asociándose con algunas de las principales figuras de la época final de la República romana, como lo fueron los mismos Cicerón y Pompeyo.

Las fechas coinciden, los intereses, las amistades, la mercancía, la ruta… todo converge alrededor de Posidonio.

Capítulo 12. La clave definitiva en el sur de España

Por increíble que parezca todavía hay más pistas apuntando en la misma dirección. Hay una serie de grabados de texto en la parte baja de la cara posterior del mecanismo que incluyen inscripciones como «Pharos» y «Desde el sur (sobre / alrededor)… Hispania diez».

inscripciones del mecanismo de antikythera

Ilustración 26 Fragmento con las inscripciones. Crédito: Wikimedia Commons.Al principio se pensó que Pharos e Hispania podían estar ahí como guiño a los extremos del mundo conocido, pero como es habitual las cosas no son lo que parecen. Dichas referencias geográficas, junto con otras lecturas que les acompañan de «Hacia el Este», «Oeste-Noroeste» y «Oeste-Sudoeste» sugieren algún tipo de referencia a tener en cuenta en el dial que marca los eclipses, ya que los solares ocurren solo en sitios geográficos limitados y es de sobra conocido que los antiguos anotaban los vientos que se daban durante esas observaciones. Por Ptolomeo sabemos que los griegos ya registraban eclipses desde el siglo II a. de C., a lo que hay que sumar que esta información fue agregada al Mecanismo durante el uso y no en su manufactura.

Posidonio dejó anotaciones de eclipses en el Mecanismo de Antikythera
Ilustración 27 Eclipse Lunar. Posidonio dejó anotaciones en el Mecanismo de Antikythera de al menos dos eclipses que el presenció, además sabía que los influjos de la Luna estaban detrás de las mareas. Crédito: Wikimedia Commons.

Lo cual nos conduce otra vez a Posidonio de forma inevitable, porque ¿cuál de los propietarios -reconocidos por Cicerón- de uno de estos dispositivos estuvo observado eclipses y haciendo anotaciones al respecto por Hispania? ¿Tal vez también por Gades? Como apuntamos anteriormente, el filósofo griego estuvo varias veces. Estaba obsesionado con los influjos de la Luna y el Sol sobre las mareas. No sería nada raro, tan curioso y metódico como era, que aprovechara uno de estos viajes de investigación en que examinaba las mareas para experimentar si había alguna relación o no sobre ellas con los eclipses, realizando tales anotaciones en vivo y en directo respecto a lo que estaba viendo.

Capítulo 13. No hay cabos sueltos

A día de hoy no hay ninguna prueba sustancial que pueda poner en entredicho la posibilidad de que el Mecanismo de Antikhytera fuera el que Posidonio tenía, sino más bien todo lo contrario. Por el tipo de inscripciones que presenta se data su fabricación muy a finales del siglo II y es ese justo el momento en que el filósofo aterriza en Rodas. Por Cicerón y sus escritos, que lo visitó en el 78 a. de C. y contempló su invento, sabemos que en esa fecha ya existía, que fue fabricado algunos años antes. Todo encaja como anillo al dedo.

Por mencionar alguno, apenas un par de detalles sin importancia parecerían apuntar a otro lado, pero en realidad ni eso. Porque al final la sombra de Posidonio se termina proyectando sobre ellos…

Y es que en 2014, Christián C. Carman, historiador de la ciencia en la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina, y James Evans, físico de la Universidad de Puget Sound, en Washington, hicieron una publicación en la revista Archive for History of Exact Sciences en la que proponían que la fabricación el mecanismo de Antikythera podría remontarse al año 205 a. de C. porque creen que se trata del punto cero de donde arranca el calendario que viene implícito en la máquina. Pero esa conclusión es demasiado atrevida, lo único que implica ese punto cero es que se tuvo en cuenta a la hora de configurar el calendario en el mecansimo, nada más, y menos si el contexto no acompaña. Es como si ahora se imprimiese un calendario del año 300 y dentro de 1000 años se encontrara y concluyesen que en verdad data del 300 cuando en realidad se ha elaborado en 2019. En fin, a buen entendedor pocas palabras bastan.

Ilustración 28 Provincia romana de Epirus. Crédito: Wikimedia Commons.

En la misma línea que el anterior, otro punto de aparente discordancia llegaría en 2017 por un estudio que publicó Paul A. Iversen, quien estudió el mecanismo de Antykythera, donde explora la evidencia de la familia de calendarios corintios en relación a los nombres de los meses grabados en el mecanismo. Iversen los identifica con los usados en Epiro a finales del siglo III a. C. Pero volvemos a lo mismo, este tipo de estudios no son definitivos en cuanto a la fecha de fabricación del instrumento. La razón de que estén ahí simplemente la desconocemos, pueden ser “herencia” del prototipo de Arquímedes en el que se inspiró Posidonio, tal vez este último lo encargara a un taller de Epiro o por algún motivo se sintiera más cómodo trabajando con este calendario… Seguro que no es casualidad, pero de ahí a que determine su confección hay un abismo de por medio, o dos.

Con todo, Posidonio tenía una razón de peso para haber incluido un calendario de similares características, y que se remontara incluso mucho antes de su nacimiento (135 a. C.). Y esta se llama “Historia”, que además es la única razón de ser de la presencia de calendarios en el mecanismo de Antikythera.

Sí, y me refiero a la Historia Universal propiamente dicha. Pues fue el historiador griego Polibio (Megalópolis, Grecia, 200 a. C. – 118 a. C.), considerado uno de los historiadores más importantes, el primero que escribe una historia de carácter universal. Su propósito central fue explicar cómo pudo imponerse la hegemonía romana en la cuenca del Mediterráneo, mostrando cómo se encadenan los sucesos políticos y militares acontecidos en todos los rincones de este ámbito geográfico. La obra de Polibio, conocida por el título de Historias, constaba de 40 libros, de los cuales se conservan completos los primeros 5. En esta tiene como objetivo narrar los 52 años que necesitó Roma para hacerse con la hegemonía mundial (220 a. C. -168 a. C.), pero retrocede hasta la primera guerra púnica (264 a. C.) para hacernos conocer los antecedentes y sigue hasta el 146 a. C, para darnos a conocer las consecuencias.

Después Posidonio retomó la labor de Polibio justo donde este la había dejado. Escribió nada menos que 52 nuevos volúmenes que cubren el período que va desde el 146 a. C. al 88 a. C., sin duda un valioso almacén de hechos y circunstancias hoy desaparecido. Dichas crónicas daban cuenta de las guerras civiles romanas y los contactos de los griegos y romanos con otros pueblos como los celtas, los alemanes y los pueblos de España y la Galia. Una especie de “Atlas Universal” de la época.

Así pues, al incluir un calendario en el dispositivo que arrancase en el año 205 a. C., Posidonio tenía a mano todas las referencias calendáricas necesarias tanto para confeccionar su “Historia”, como para estudiar y coordinar la de Polibio con la suya.

¿Alguien da más? Cualquier elemento digno de estudio alrededor del Mecanismo de Antikythera se puede relacionar directamente con Posidonio…

Capítulo 14. La historia perdida

Cuando todas las piezas del puzle son observadas a la vez la cosa queda bastante clara. Y no me refiero sólo a qué es, dónde está o cómo funciona el mecanismo de Antikythera…

Los antiguos griegos pensaban que Tales de Mileto dio el pistoletazo de salida, fue el primero en llevar los movimientos del astro rey a algún tipo de dispositivo mecánico, pero poco más. Sin embargo el verdadero avance lo marcó Arquímedes, ideando un aparato novedoso más complejo con una serie de engranajes que permitiese reflejar el movimiento de los astros más importantes, el Sol, la Luna, los planetas… e incluso calcular eclipses. Podríamos decir que el Mecanismo de Antikythera es una idea suya. El genio de Siracusa elaboró un tratado sobre la construcción de este tipo de aparatos, Sobre hacer esferas, que fue a parar a la biblioteca de Alejandría.

En algún momento a finales del siglo II a. C. Posidonio accedió a la información de dicho manuscrito y pensó que con algunas modificaciones, un dispositivo de tales características le iba a ahorrar muchísimas horas de trabajo que podría aprovechar para otros quehaceres o simplemente disponer de más tiempo para sus investigaciones. Así que basándose en los “planos” de Arquímedes, Posidonio diseñó un nuevo prototipo multifunción que satisficiese sus necesidades, tanto de cálculo como de tamaño, y lo encargó en un taller de su confianza, que podía ser de Rodas o no.

Antes de que su amigo Cicerón lo visitara en el 78 a. C., Posidonio ya tenía su “Estación Multifunción” en pleno rendimiento, porque se la enseñó en persona y le hizo partícipe de sus virtudes. El dispositivo le servía para instruir en la escuela sí, como así lo comprobó Cicerón, pero lo mejor de todo es que por sus reducidas dimensiones era como un moderno ordenador portátil que podía llevarse consigo en todos sus viajes. Le sacaría un buen partido, pues esta herramienta ofrecía ventajosas aplicaciones a aprovechar en disciplinas tan dispares como física, meteorología, geografía, astronomía, astrología, historia, e incluso matemáticas… sobra decir lo prolífico que era Posidonio en todas ellas y muchas otras.

planos posidonio
Ilustración 29 Mapa del mundo según las ideas de Posidonio, dibujado en 1628 por los cartógrafos Petrus Bertius y Melchior Tavernier. Crédito: Wikimedia Commons.

En una de sus idas y venidas a Roma Posidonio recibió un especial encargo. Lúculo quería mas arte griego para sus pomposos jardines que empezó a construir a partir del 60 a. C., quizás hasta le reclamara vino para sus banquetes… y dejó todo en manos del filósofo de Rodas.

Posidonio ya había cumplido los 83 años cuando se subió al barco de su último viaje, todo un lobo de mar. Dada su dilatada experiencia la edad no le supondría ningún impedimento para volver a embarcarse siempre que gozase de buena salud, además, quizá era la última oportunidad de viajar, y si tenía algún trabajo por concluir ahora y nunca más sería el momento de finalizarlo. Así que cargó un barco de mercancía y todos los tesoros para Lúculo, cogió el Mecanismo de Antikhytera que siempre le acompañaba en sus investigaciones y se hizo a la mar.

quien inventó el mecanismo de antikythera
Ilustración 30 Posidonio, quien inventó el mecanismo de antikythera, representado como un erudito medieval en Las Crónicas de Nuremberg. Una entrada en el Suda (siglo X d. C.) asegura que escribió una historia que continúa desde Polibio en 52 libros, hasta la Guerra de Cirena y Ptolomeo. Crédito: Wikimedia Commons.

El desenlace no fue el esperado, les sorprendió un fuerte temporal cerca de Antikhytera y seguramente como los buzos que dos mil años después rescataron los restos, también buscaban allí refugio para combatir la tempestad. Pero no pudieron con ella y terminaron todos en el fondo del mar: el barco, los tesoros, la tripulación, Posidonio y su dispositivo multifunción que hoy conocemos por el nombre de Mecanismo de Antikythera. Nunca más se supo del filósofo, ni en Roma ni en Rodas.

Aquello fue una tragedia, qué duda cabe, pero de no haberse producido probablemente nunca habríamos sabido de la tecnología mecánica que los griegos clásicos eran capaces de fabricar. Todas las investigaciones que se han hecho sobre el Mecanismo de Antikythera le han ido devolviendo poco a poco su brillo y ahora, es el momento de reconocer también la valía de su creador, Posidonio de Rodas, un científico incomparable que abrazó e hizo prosperar prácticamente todas las ramas del conocimiento que se le pusieron por delante. Se lo debemos. Posidonio ya sabía que todos los caminos van a Roma, pero tuvo la mala suerte de elegir el momento equivocado.

***************El Misterio. Por Rosa Gómez Uribe***********

Capítulo 15. El Último suspiro de Posidonio

Nuestro filósofo fue todo un emprendedor de su tiempo, se pasó toda la vida comerciando. Aprovechaba cada oportunidad de negocio. Siempre estaba de tratos por la Gades romana.

Tenía una mente muy racional. Estaba obsesionado con estudiar todo, vivía para eso y fue siempre lo primero para él, incluso por delante de la familia, durante toda la vida. No era sensitivo ni nada de eso, su extensa obra se desprende de una mente matemática pura que trabajó incansablemente.

Se relacionó mucho con gente metida en política, sobre todo en Roma, a quienes por así decirlo, prestó sus servicios por mucho tiempo. Ya “retirado” compró un barco, con el fin de seguir viajando y concluir sus investigaciones que él consideraba incompletas; era el pecio hundido de Antikythera. No cuidaba mucho su aspecto, al menos por aquel entonces, era bastante dejado… Lucía largas barbas y cabellos desaliñados. Aprovechaba cada minuto de su tiempo mientras viajaba. En cubierta, pasaba horas y horas observando y anotando, caminaba de aquí para allá por la cubierta y luego se sentaba frente a su preciado “Mecanismo”, trabajando con éste, es como si estuviese midiendo cosas todo el rato. Incluso se atrevía a predecir terremotos con este artilugio. El Mecanismo de Antikythera tenía más accesorios de los que hoy conocemos, apenas se conserva una parte del total del artilugio. Tal aparato se fabricó en Alejandría…

planos mecanismo de Antikythera
Ilustración 31 Representación artística del interior de la Biblioteca de Alejandría, con base en algunas evidencias arqueológicas (O. Von Corven ). Posidonio accedió a los planos de Arquímedes que aquí se custodiaban para diseñar el mecanismo de Antikythera. Crédito: Wikimedia Commons.

Su último viaje fue traumático desde el principio. Su mujer no quería que embarcase, había pasado toda la vida viajando, desplazando a otra parte a ella misma junto con los hijos de ambos. Cierto es que no les faltaba de nada y Posidonio se ocupaba de todas sus necesidades, pero siempre los dejaba solos durante largos períodos de tiempo. La familia esperaba su vuelta resignada en casa. La mujer pensaba que su marido ya lo tenía bien de trabajar, estaba en una edad avanzada y seguía sin dedicar el tiempo necesario a los suyos, y sobre todo a ella, que se sintió toda la vida como un objeto a causa de este comportamiento. ¿Cuándo le iba a dedicar tiempo si no era ahora? Sin embargo su amado, por enésima ocasión, se hizo a la mar.

Gades
Ilustración 32 El de Gades es el segundo teatro más antiguo de todo el Imperio Romano, por detrás tan sólo del Teatro de Pompeyo en Roma. Crédito: Wikimedia Commons.

Posidonio se dirigía de nuevo a Gades cuando les sorprendió la tormenta, la carga y la tripulación estaban perdidas. Llevaba sus trabajos a bordo, sí, jamás se desprendía de sus investigaciones… Tanto sus escritos como el Mecanismo de Antikythera siempre iban con él a cualquier lado; y es que tenían un valor incalculable y temía que fuesen malparados si los dejaba a otra persona para que los cuidase. No se fiaba. Cuando aquella noche tempestuosa Posidonio se dio cuenta de que el barco corría peligro, se aferró a sus trabajos y dispositivo más que nunca. Toda una vida de trabajo recopilada en su puño y letra, décadas y décadas de investigación, estaban a punto de extinguirse en cuestión de minutos. Trató de protegerlos hasta su último aliento pero todos sus esfuerzos no sirvieron para nada, la catástrofe se vislumbraba tan inminente como inevitable.

Justo instantes antes de morir Posidonio pensó que quizá aquello tampoco era lo más importante. Estaba intentando salvar la obra de toda una vida y a plena dedicación, pues había escrito verdaderas enciclopedias… La gigantesca labor de un gran científico naufragaba. Pero había descuidado demasiado su familia, sí, y tuvo que verse cara a cara con la muerte para darse cuenta. Ahora era tarde, ya no había marcha atrás. Los papeles, el mecanismo, de repente ya no importaban. Su corazón empezó a sentir un peso de culpa que aumentaba más y más, de repente lo inundaba. No volvería a ver a su mujer ni a sus hijos y encima los dejaba de mala manera, nunca sabrían de su tardía reflexión y arrepentimiento ¡qué impotencia! No podía hacer nada, jamás ya se lo diría.

Y se precipitó el naufragio, el agua empezó a llenar todo, el barco se hundía, era el fin. Posidonio sabía que no había ninguna posibilidad de sobrevivir. No quiso luchar más contra la tormenta, su cabeza y su corazón apretado hecho un puño solo estaban pendientes de todo por lo que había hecho pasar a su familia, el abandono y los sufrimientos que causó a su esposa. Qué forma más triste de morir, que vil final le deparaba el destino, y lo peor… la culpa que sentía. A medida que el mar lo tragaba su vida se apagaba pero no en cambio su particular tortura, que todavía crecía y crecía. Entonces se ahogó doblemente, su cuerpo por el agua y de pena su alma. El resto, en el fondo del mar.

Apéndice 1. El Naufragio de Antikythera

Fuente: Wikipedia

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El naufragio de Antikythera es un naufragio de la época romana que data del primer siglo antes de Cristo.

Fue descubierto por buzos de esponja en Point Glyphadia en la isla griega de Antikythera en 1900.

El naufragio produjo numerosas estatuas, monedas y otros artefactos que se remontan al siglo IV a. C., así como los restos gravemente corroídos de un dispositivo que muchos consideran la computadora analógica más antigua conocida del mundo, el mecanismo Antikythera. Estos antiguos artefactos, obras de arte y elementos de la nave están ahora en exhibición en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

El descubrimiento

Alrededor de la Semana Santa de 1900, el Capitán Dimitrios Kondos y su equipo de buceadores de esponjas de Symi navegaron por el Egeo en ruta a los caladeros del norte de África. Se detuvieron en la isla griega de Antikythera para esperar vientos favorables. Durante la escala, comenzaron a bucear en la costa de la isla con los trajes de buceo estándar de la época: trajes de lona y cascos de cobre.

El buzo Elias Stadiatis descendió a 45 metros de profundidad, y luego indicó rápidamente que se le sacara a la superficie. Describió un montón de cadáveres podridos y caballos esparcidos entre las rocas en el fondo marino. Pensando que el buzo estaba borracho del nitrógeno en su mezcla de respiración a esa profundidad, Kondos se puso el equipo de buceo y descendió al sitio. Pronto volvió a la superficie con el brazo de una estatua de bronce. Poco después, los hombres partieron según lo planeado para pescar esponjas, pero al final de la temporada regresaron a Antikythera y recuperaron varios artefactos del naufragio. Kondos informó sobre los hallazgos a las autoridades de Atenas, y rápidamente se enviaron buques de la Marina Helénica para apoyar el esfuerzo de salvamento desde noviembre de 1900 hasta 1901.

La recuperación de artefactos

Junto con el Ministerio de Educación griego y la Marina Real Helénica, los buzos de esponja salvaron numerosos artefactos de las aguas. A mediados de 1901, los buzos habían recuperado estatuas de bronce, una llamada «El Filósofo», el “Efebo de Antikythera” (Ephebe) de c. 340 a. C., y treinta y seis esculturas de mármol que incluyen a Hércules, Ulises, Diómedes, Hermes, Apolo, tres estatuas de caballos de mármol (una cuarta parte se dejó caer durante la recuperación y se perdió en el fondo del mar), una lira de bronce y varias piezas de vidriería. El equipo de la nave recuperada incluía tuberías de plomo y láminas del casco, y un conjunto de pesas de sondeo de plomo que pesaban 6 y 14 kg. Estos son los únicos pesos de sondeo descubiertos en un antiguo naufragio en el Egeo, aunque se han recuperado ejemplos comparables a lo largo de la costa levantina. También se encontraron muchos otros artefactos pequeños y comunes, y todo el conjunto se llevó al Museo Arqueológico Nacional de Atenas. La muerte del buzo Giorgos Kritikos y la parálisis de otros dos debido a la enfermedad de descompresión pusieron fin al trabajo en el sitio durante el verano de 1901.

El 17 de mayo de 1902, el arqueólogo Valerios Stais hizo el hallazgo más famoso mientras estudiaba los artefactos en el Museo Arqueológico Nacional. Notó que una pieza de bronce gravemente corroída tenía una rueda dentada incrustada en ella e inscripciones legibles en griego. El objeto llegaría a ser conocido como el Mecanismo Antikythera. Originalmente pensado como una de las primeras formas de un reloj mecanizado o un astrolabio, a veces se lo conoce como la computadora analógica más antigua conocida del mundo.

El naufragio permaneció intacto hasta 1953, cuando el oficial naval y explorador francés Jacques-Yves Cousteau visitó brevemente para reubicar el sitio. Cousteau regresó con un equipo completo en el verano y otoño de 1976 por invitación del gobierno griego. Bajo la dirección del arqueólogo Dr. Lazaros Kolonas, el equipo recuperó cerca de 300 artefactos, incluidos cuatro tablones de casco, frascos de cerámica, monedas de bronce y plata, esculturas de bronce y mármol, estatuillas de bronce, varias piezas de joyas de oro e incluso restos humanos. De la tripulación y pasajeros.

Nuevas expediciones

En 2012, el arqueólogo marino Brendan P. Foley (anteriormente del Instituto Oceanográfico Woods Hole en los Estados Unidos y desde 2017 en la Universidad de Lund, Suecia) recibió un permiso del gobierno griego para realizar nuevas inmersiones en toda la isla de Antikythera. Con el codirector del proyecto, el Dr. Theotokis Theodoulou, los buceadores comenzaron un sondeo preliminar de tres semanas en octubre de 2012 con tecnología de rebreather, para permitir inmersiones prolongadas hasta una profundidad de 70 metros, para una exploración más completa y completa del sitio. El equipo completó una circunnavegación submarina de la isla, documentó varios hallazgos aislados, reubicó el Naufragio de Antikythera e identificó un segundo antiguo naufragio a unos cientos de metros al sur del Naufragio de Antikythera.

El Eforato Helénico de Antigüedades Subacuáticas (EUA) y la Institución Oceanográfica Woods Hole han continuado las investigaciones en Antikythera. En 2014 y 2015, realizaron sondeos de mapeo robótico en los dos antiguos sitios de naufragio, cooperando con el Centro Australiano de Robótica de Campo de la Universidad de Sydney. Las excavaciones subsiguientes del Naufragio de Antikythera en 2014-2016 arrojaron nuevos hallazgos del barco: elementos de madera del casco o cubiertas, componentes de dos anclajes hechos de plomo, un enorme anillo de salvamento con plomo, láminas de casco de plomo, varios clavos y clavos de bronce, y Un anillo de bronce de aparejo. El naufragio también se llevó a muchos artículos de lujo, incluidas dos grandes lanzas de bronce de estatuas, la mano izquierda de una estatua de mármol, cuencos de vidrio adornados, frascos de cerámica intactos de varios estilos diferentes y un anillo de oro muy similar al que se recuperó en 1976. Un hallazgo extraordinario es un arma antigua conocida como un delfín, un bulbo de plomo de 100 kilogramos con una punta de hierro, destinado a ser lanzado desde el brazo del barco a través de la cubierta y el casco de un barco atacante. Este es el único ejemplo de un delfín de guerra descubierto. El 31 de agosto de 2016, un esqueleto humano de 2000 años apodado Pamphilos fue descubierto en el naufragio.

La excavación de la Universidad EUA / Lund continuó en septiembre-octubre de 2017 y resultó en la recuperación de un brazo de bronce de una escultura, junto con otros fragmentos de estatuas de bronce y mármol. Los hallazgos orgánicos incluían más restos de esqueletos humanos, y una gran sección de tablas y marcos articulados del casco de la nave. El equipo también recuperó un objeto de mármol rojo finamente formado que puede ser una tapa de sarcófago y un pequeño misterioso disco de bronce donde se representa a un toro.

Apéndice 2. Los jardines de Lúculo

Fuente: Wikipedia

https://en.wikipedia.org/wiki/Gardens_of_Lucullus

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Los jardines de Lúculo (en italiano: Horti Lucullani) fueron el escenario de una antigua villa en el monte Pincio, en el borde de Roma; fueron distribuidos por Lucio Licinio Lúculo alrededor del 60 a. C.. Los jardines de Villa Borghese todavía cubren alrededor de 7 hectáreas de verde en el sitio, ahora en el corazón de Roma, sobre la Plaza de España.

La Historia

Los jardines legendarios de Lúculo se encontraban entre los más influyentes en la historia de la jardinería. Para presentar el jardín persa, Pompeyo llamó burlonamente a Lúculo «el Jerjes Romano», y Tubero lo llamó «Jerjes en una toga». Estos comentarios demuestran que se entendió bien en Roma que este nuevo lujo de jardinería se originó en Persia. Lúculo tuvo una experiencia de primera mano en el estilo de jardinería persa, en los jardines de los sátrapas de Anatolia («Asia» para los romanos) y en Mesopotamia y Persia. Como señaló Plutarco, «Lúculo fue el primer romano que llevó un ejército sobre el Tauro, pasó el Tigris, tomó y quemó los palacios reales de Asia a la vista de los reyes, Tigranocerta, Cabira, Sinope y Nisibis, capturando y aplastando las partes del norte hasta el Phasis, el este hasta los medos, y haciendo suyas las del sur y el Mar Rojo a través de los reyes de los árabes».

Las villas rurales de Lúculo en las colinas de Túsculo, cerca de la moderna Frascati, y en Nápoles también se encontraban en un espléndido jardín. Plutarco, sobre Lúculo, menciona «las cámaras y galerías, con sus vistas al mar, construidas en Nápoles por Lúculo, a partir de los despojos de los bárbaros», y Plinio describe a Lúculo cortando un canal a través de una montaña en su finca de Nápoles para permitir que el agua de mar circule en su estanque, que recordaba el canal que había sido cortado a través del istmo en el Monte Athos por el rey persa.

Plutarco, como la mayoría de los contemporáneos romanos de Lúculo, pensó que estas ocupaciones de su jubilación no eran dignas de un romano, y que tan solo eran un pasatiempo:

«Porque no le doy ningún nombre más alto a sus suntuosos edificios, pórticos y baños, y mucho menos a sus pinturas y esculturas, y toda su industria acerca de estas curiosidades, que acumuló con grandes gastos, otorgando abundantemente toda la riqueza y el tesoro que obtuvo en el guerra contra ellos, por mucho que incluso ahora, con todo el avance del lujo, los jardines de Lúculo se cuentan como los más nobles que tiene el emperador. Tubero, el estoico, cuando vio sus edificios en Nápoles, donde suspendió las colinas sobre vastos túneles, trajo mar para fosos y estanques de peces alrededor de su casa, y casas de recreo en las aguas, lo llamó Jerjes en una toga. También tenía asientos finos en Túsculo, belvederes, y grandes balcones abiertos para apartamentos de hombres, y pórticos para caminar, donde Pompeyo venía a verlo, lo culpaba por hacer una casa que sería agradable en verano, pero inhabitable en invierno; a quien respondió con una sonrisa: Entonces, me crees que soy menos prudente que las grullas y las cigüeñas, para no cambiar mi hogar con la estación.”

Lúculo no era un mero consumidor conspicuo. Formó una buena biblioteca y la mantuvo abierta a los académicos, se escribió a sí mismo y apoyó a los escritores. Su jardín estaba lleno de obras de arte, particularmente esculturas griegas, tanto originales como copias de «viejos maestros», y por lo tanto ha sido una rica fuente arqueológica de esculturas antiguas: la estatua del «afilador de cuchillos escita» (ahora se piensa que representa al verdugo que se está preparando para desollar al sátiro Marsyas) que los Medici sacaron de Florencia, por ejemplo, se encontró en este jardín.

Fuentes

«The Antikythera Mechanism Research Project»

Gears from the Greeks. The Antikythera Mechanism: A Calendar Computer from ca. 80 B. C. de Derek de Solla Price.

The Cosmos in the Antikythera Mechanism por Tony Freeth y Alexander Jones (2012).

«Decoding an Ancient Computer»Scientific American. Tony Freeth (Diciembre 2009).

«The Antikythera Mechanism reconsidered», Michael T. Wright (2007).

A Portable Cosmos – Revealing the Antikythera Mechanism, Scientific Wonder of the Ancient World – Alexander Jones

De natura deorum (Sobre la naturaleza de los dioses) Cicerón (45 a. C.)

De re publica (traducido del Latín: La cosa pública, del pueblo) Cicerón

The Antikythera Shipwreck Reconsidered. Por Gladys Davidson Weinberg, Virginia R. Grace, G. Roger Edwards, Henry S. Robinson, Peter Throckmorton and Elizabeth K. Ralph

Autor: Samuel García Barrajón y Rosa Gómez Uribe

Samuel García Barrajón es investigador y escritor. Sus artículos se han publicado en diferentes revistas nacionales e internacionales y ha sido entrevistado en más de 50 medios de comunicación. Su lema: busca y encontrarás. Rosa Gómez Uribe Desde muy pequeña ha vivido ciertas experiencias inexplicables. Mientras reflexiona sobre el pasado o visita ciertos enclaves, percibe historias relacionadas con el personaje, cosa o lugar protagonistas. Ella lo llama “Arqueología Sensitiva”.

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